domingo, enero 22, 2006

Un recuerdo repentino

Una vez la vida me hizo un regalo.

Sucedió justamente en uno de aquellos momentos en que estás a punto de tirar la toalla, en que te obsesionas con que ha sonado el gong que marca el término del plazo para el logro de tus sueños y, por si fuera poco, parece que el destino juega en tu contra.

Sin ir más lejos, como hoy.

Dicen que el enamoramiento no correspondido produce tristeza. Para mí fue todo lo contrario. Conocer a aquella persona me ayudó a clarificar mis prioridades, a conocerme, a reconocerme, a ser valiente ante los desafíos de la vida: amaba saber que esa persona existía, aunque no existiera para mí. ¡Fue tan difícil aceptar que jamás volvería a mi vida cuando, desde el primer momento, había pasado a formar parte de ella como si siempre hubiera estado ahí! Tenía tantas palabras, pensamientos, sentimientos, historias, comentarios intrascendentes que ya jamás podría decirle... Como el condenado a muerte que suplica por un solo día de vida, para arreglar sus asuntos, yo pedía verle solamente una vez más.

Una sola vez que durara todas las veces...

Una vez la vida me hizo un regalo. Un regalo que nunca dejaré de agradecerle. Un regalo que me hizo ser mejor. Una feliz tristeza, la conciencia de que nunca nada ya sería igual.

Etiquetas:

2 Comments:

At 00:08, Anonymous Anónimo said...

Keep up the good work. thnx!
»

 
At 06:38, Anonymous Anónimo said...

I like it! Good job. Go on.
»

 

Publicar un comentario

<< Home