viernes, diciembre 26, 2008

Se acabó

Dejo este blog en la blogosfera con un objetivo testimonial, pero muere hoy. Han sido tres años, inaugurados por un fenómeno que le dio luz a mi vida (apagándola después, como dice la canción), y en los que han transcurrido algunos acontecimientos devastadores (algunos en el buen sentido de la palabra) que, en el fondo, no han cambiado nada. Sigo siendo la misma de hace tres años, aunque ahora con un interesante y explotador trabajo y una novela acabada, pero al mismo tiempo he cambiado. De una manera tan radical que tengo que emprender nuevos caminos.

Rectifico: en realidad mi vida nunca ha tenido luz. Han sido sólo fuegos fatuos, el último hace pocos días. Siempre, por eso, he ido encendiendo velas. Hasta que me canse.

Pero mi herrumbrosa lanza y mi oxidada armadura, como dice mi amiga Eva, a la cual pasaré algunos de los contenidos de este blog, aún puede causar algún agujero en las entrañas del poder. Así que nos veremos en la trinchera, amigos, si antes no he caído.

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viernes, octubre 24, 2008

Cuba

El otro mundo posible está más cerca de lo que todos pensábamos: autopistas sin rótulos publicitarios (aunque con consignas revolucionarias que pueden molestar a algunos), varios canales televisivos con cultura y entretenimiento de calidad, cobertura sanitaria completa (¡desde empastes hasta medicina alternativa!), necesidades básicas cubiertas (no hay miseria y la pobreza no es ni mucho menos penosa, sólo que no pueden llevar nuestro nivel de vida consumista), conciencia cívica, planes de prevenciones y evacuación de huracanes que hace que estos se salden con prácticamente cero víctimas, represión sólo en los casos en que se conspira contra el país (con leyes en este sentido idénticas a las de otros países europeos, incluso España), y... bien, no economía de mercado (¿es eso tan horrible, sobre todo después de los últimos aciertos de nuestro sistema capitalista?) y no democracia, o sea, no sistema bipartidista donde al final siempre acaban gobernando las grandes familias y las grandes corporaciones, sólo un partido. A pesar de que todos los cargos públicos se eligen por vatación (no lo sabíais, ¿eh?). Eso es Cuba. No hay cámaras por las calles, la prostitución infantil es un mito de Telecinco, la tele de Berlusconi (ver http://www.cubainformacion.tv/index.php?option=com_content&task=view&id=6860&Itemid=65), aparte de algún caso aislado que se puede dar en cualquier parte, la prostitución adulta y la picaresca sí que existen (las tentaciones son muy grandes), hay acceso a internet libre e incluso cyberpuntos por la calles, y tiendas de ropa y electrodomeésticos por doquier. ¡Hasta centros comerciales! Si bien no tienen todos los artículos que tenemos aquí, tampoco les falta mucho. Cuba es un país maravilloso lleno de gente estupenda, y haberlo visitado me hace reafirmarme en la idea de que la democracia está muy sobrevalorada. Ah, para vuestra información, las supuestas medias "aperturistas" de Raúl ya las tenía previstas Fidel hace tiempo, forman parte de la evolución de la revolución, y aunque no es un país perfecto ni un sistema perfecto (portavoces del Comité Central, con los que me entrevisté, reconocen sus errores, saben que no hay fallo sin consecuencia, y quieren aprender de ellos), creo que supera con creces a cualquiera de nuestros fantásticos capitalismos democrático-consumistas creadores de guerras y muerte no sólo en el tercer mundo y de una crisis económica de alcance global que va a venir a crear aún más guerra y muerte.
Viva Cuba.
Patria o muerte, ¡venceremos!
Hago un llamamiento: por favor, colaborar en las múltiples cuentas abiertas de entidades solidarias o de mi partido si lo preferís para ayudar a reconstruir el país tras los huracanes. Pensad que el bloqueo no les ayuda precisamente a ello.
Otra cosa: un par de apuntes personales que ya desarrollaré. He acabado la novela y he encontrado curro de lo mío, aunque con esta crisis todo es tan precario...

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jueves, julio 03, 2008

Patriotismo, pero en dosis pequeñas y controladas

Sin que sirva de precedente, en esta entrada de hoy voy a defender el patriotismo. Sí, como lo oís. Y hasta el fútbol, por muy extraño en mí que parezca. Y no sé si lo hago para intentar desmontar mitos, para tocar respectivamente el mayor número de huevos y ovarios que pueda... o porque hace mucho calor y no me apetecen temas más profundos, joder.

Empecemos. Vamos a ver: ¿Por qué queda políticamente correcto entre ciertos sectores de la población celebrar el triunfo del equipo del pueblo, ciudad o nacionalidad periférica sin estado que se tercie, y sin embargo a los que se alegran de que la selección futbolística de este país de chiste haya ganado la tan deseada Eurocopa son acusados como poco de fachillas? (Aunque, claro, presenciar cabezas rapadas participando activamente en las celebraciones del pasado domingo, o más bien queriendo rentabilizarlas para su causa, no ayuda mucho). La pregunta, naturalmente, es retórica: seguimos (quizá con algo de razón) asimilando nacionalismo español con franquismo barato y sufriendo (quizá con algo más de razón) aunque no en silencio el proverbial complejo de inferioridad hispano. Sin embargo, la tradición nacionalista periférica opuesta al antiguo régimen es progre y viste mucho.

Hasta ahí, todo perfecto. Pero no olvidemos que el fútbol es nuestro circo, y más ahora que el pan está por la nubes, y aunque al Gobierno le va de puta madre que en esta mediática (precisamente gracias al canal televisivo de Prisa) Eurocopa hayamos (uso el verbo en primera persona del plural, sí, aunque evidentemente ni meto goles con la Selección ni cobro sus emolumentos) resultado vencedores, todos somos humanos y nos merecemos estas pequeñas alegrías que hacen que nuestros sueldos menos que simbólicos, nuestro clima revolucionado y nuestros derechos sociales pisoteados nos duelan un poco menos... lo cual es perfecto mientras ello no nos conduzca a dejar de pensar, y menos a dejar de combatir. Y en este contexto me parece lícito celebrar cualquier victoria deportiva española, sobre todo si es una que durante años ha resultado tan esquiva, y también declinar celebrarla. En este sentido quisiera hacer un llamamiento tanto a los que se han echado las manos a la cabeza ante las declaraciones de personalidades culturales y políticas a quienes les repampinflaba que "la roja" ganara o incluso deseaban su fracaso (esto último me parece un poco excesivo, pero bueno), como a los que no entienden que el mismo sentimiento que les invade ante los triunfos y efemérides de su pequeña patria sin estado sea también patrimonio de los que se sienten españoles.

Personalmente, pero, deseo realizar algunas puntualizaciones. En primer lugar, todos estos festejos no me han dejado olvidar, no quiero ni puedo permitírmelo, la especulación alimentaria, la directiva de las 65 horas, la asimilación europea de inmigración con delincuencia, Irán, Afganistán, África, Palestina, la hostigación del gobierno mexicano a Chiapas y a Oaxaca (mientras Calderón es recibido con todos los honores por Gobierno y empresarios en la Expo del Desagüe y el Desarrollo Insostenible de Zaragoza) y, en resumen, un mundo que ya definitivamente pertenece a las grandes fortunas, y no a sus habitantes, sin que podamos hacer nada más que comportarnos como moscas cojoneras para amargarles un poco sus triunfos, con la conciencia de que nunca venceremos. Y en segundo lugar: lo lamento, pero no puedo sentir esa bandera bicolor como la mía. Aunque prescindiera durante un momento de mi internacionalismo militante para abandonarme levemente en los brazos del patrioterismo español (he de reconocerlo: un poco española sí que me siento, mal que me pese, así como catalana), de ninguna manera podría enarbolarla con credibilidad.
Pero sí algún día una de las fotos que ilustra la entrada (la otra está dedicada a Carles Puyol, y no precisamente por la calidad de su juego, que también) se hace real, entonces, quién sabe...

Nada más de momento, mis queridos y escasos lectores. Después de volver de Cuba (donde voy invitada por el Gobierno y en una misión de solidaridad, ahí es nada) nos volveremos a leer. Hasta entonces, buenas y combativas vacaciones en la medida de las posibilidades.

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domingo, mayo 04, 2008

Justine, Juliette y lo inaceptable

Hay un lugar en el mundo donde la peor de tus pesadillas es completamente real. Donde, como si eso no fuera suficiente, es además habitual. Hay un lugar en el mundo que no es un único lugar, hay un lugar en el mundo que está presente casi todos los lugares, a veces casi invisible y a veces tan visible que da naúseas. Pero en ese lugar, en realidad, no domina la peor de tus pesadillas, sino aquella pesadilla que ni tan sólo te atreves a soñar. La pesadilla inimaginable. La pesadilla inaceptable. Es el reino de Juliette.

De Juliettes las hay de todas las clases, de todos los tamaños y formas, de todas las edades y sexos. Como la Juliette de Sade, las hay cuya maldad no pasa de una simple travesura, pero otras oscilan desde el simple egoísmo a la pura monstruosidad. Auqnue siempre, al igual que en las novelas del perturbado escritor francés, alcanzan la gloria. O en el peor de los casos, la impunidad. La impunidad alimentada por nuestra cobardía, por nuestra hipócrita debilidad. Claro, decimos los izquierdosos, la represión penal no es la solución, la rehabilitación es posible como bien se ha demostrado, y nuestros gobiernos proclaman estas ideas a los cuatro vientos, demostrando sus buenos sentimientos e ideas avanzadas en lugar de reconocer que las cárceles están llenas, que no hay voluntad política ni dinero para solucionar este problema, y que es mucho más fácil desinvertir en justicia que reducir los abultados salarios de los grandes de España.

Un momento. Seamos pragmáticos. Todos sabemos que hemos de pelear para revertir esta situación, pero, si no es posible, ¿estáis seguros de que la pena de muerte es una solución tan mala? Incluso aceptando que puede haber errores judiciales, ¿estos muertos inocentes no son un mal colateral necesario para interrumpir el incesante flujo de víctimas de algunos criminales? ¿Estoy realmente diciendo una barbaridad?

Es posible. Hay momentos en que tu mala suerte, o tu inutilidad impenitente, que es lo que a veces significa, se mezcla con las desgracias del mundo. Lees novelas o ensayos sobre Chechenia o Afganistán, para poner solo un ejemplo, y clamas al cielo sin entender por qué hay lugares o momentos donde la injusticia es tan flagrante; y después mientras zapeas con tu mando a distancia te topas con la entrevista a la chica rica, inteligente, guapa y con éxito profesional, y entonces echas un vistazo a tu fea imagen, a tus casi inexistentes habilidades, a tu menguada cuenta corriente y a tu fracaso. Y mezclas ambas circunstancias en tu mente, como si en el orden o desorden mundial pesaran lo mismo. Sí, hay momentos en que no eres capaz de soportar que exista la pederastia, las violaciones en masa, los padres que abusan repetidamente de sus hijos, la explotación de los débiles, y la sistemática masacre de los seres queridos y los largos años de privaciones bajo los bombardeos que ocurren en muchos países, y que ni siquiera tienes tu propia vida feliz a la que agarrarte.

Y deseas remediar todo lo exterior porque tú ya no tienes remedio, porque has nacido y morirás como la más Justine de las Justines, o al menos deseas entenderlo. Y dices, te quieres decir, que esas personas, esas víctimas de lo inimaginable, quizá tuvieron la oportunidad de escapar, quizá prefirieron vivir arrodilladas antes que morir de pie, tengas razón o no. Porque no eres capaz de seguir pensando que sencillamente se trata de un mundo mal hecho. Porque hay sucesos completamente inaceptables.

¿Sabéis una cosa? La batalla ente el Bien y el Mal la perdimos hace tiempo, y ahora sólo quedan leves atisbos de resistencia en el país ocupado. Porque seguimos siendo Justines, pero Justines sin bondad ni nobleza, Justines que no son lo suficientemente Juliettes pero lo son demasiado. Entregándonos al consumismo, dejando caer sobre las espaldas de otros la misión de arreglar nuestros problemas (porque el resto del mundo ¿qué nos importa?), siendo cómplices de todas la desgracias inimaginables y de todas las impunidades, dejando morir a los tiranos en su cama y a los delincuentes en la riqueza y la satisfacción, aterrados de cualquier esfuerzo, hasta del esfuerzo de pensar.

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miércoles, febrero 27, 2008

Desidia y no sólo electoral

Fue en 1949. El 17 de febrero. Se la llamó "la caída de los 80". Los militantes del PSUC Joaquim Puig i Pidemunt, Pere Valverde, Àngel Carrero y Numen Mestre fueron fusilados por el régimen franquista en el Camp de la Bota de Montjuïc. Hasta hace poco se les seguía rindiendo homenaje anual esa jornada en el Fossar de la Pedrera, dentro del cementerio de la emblemática montaña de Barcelona, donde están enterrados. Desconozco si aún sucede. Los deudos desaparecen, los recuerdos se desvanecen, es ley de vida. Y, por si fuera poco, la desidia todo lo invade.

La desidia. Esa piscina de agua cálida pero turbia en al que es fácil acabar por zambullirse. La verdad es que hace años que deseo asistir a ese homenaje, en caso de que aún se celebre, o en todo caso brindarles yo uno solitario y silencioso, ese día y en ese lugar. Pero nunca lo he hecho. No dudo que en algunos caso realmente han existidos imponderables, pero no en otros; o en todo caso, no imponderables no fabricados por mi propia mente.

Entenderme bien. No quiero que penséis que ignoro o quiero ignorar los errores cometidos por el PSUC y partidos aledaños en ese oscuro periodo de la historia de España, en ese oscuro periodo de la historia del comunismo, el comunismo entendido como la doctrina que quiere hacer a los hombres iguales y libres mediante la superación de las contradicciones de clase (¿"comunismo democrático"? ¿Podíamos llamarle así? Depende del significado que queramos darle a la palabra democracia, estaremos incurriendo en una paradoja. Pero supongo que me comprendéis); lo que sucede es que siento una gran ternura por la inocencia de los ideales de muchos militantes olvidados, por esa frescura que trae siempre lo primero antes de que la desidia lo invada todo. Ternura por quien es capaz de morir por un ideal, ternura por aquel que se obsesiona por algo que cree justo y bueno y lleva esta locura hasta el final. No siento, sin embargo, ninguna ternura por el fanatismo, solo mucha lástima. Mucha lástima por esa pobreza en sus vidas que los conduce a sacrificar por un ideal hasta el ideal mismo.

Desidia es también la que sienten los derrotados. Habré hablado alguna vez aquí supongo de que la gran victoria del capitalismo anteglobalización fue hacernos creer en nuestra derrota antes de que ésta se produjera, y después darnos paños de lágrimas, golosinas con que endulzarla. Comida basura, ocio basura, con la doble función consumista y alienadora, por mucho que esta última palabra ya no esté de moda. Leí hace tiempo un libro, Muerte de un trotskista, de Alejandro M. Gallo (interaesantísimo el tema, aunque lamentablemente opino que no marcará ningún hito en la historia de la literatura española), en el que se postulaba algo así como que militares de ultraderecha habían concebido un plan para introducir drogas en barrios obreros y evitar así que se convirtieran en un nido de comunistas. No sé esta idea es solo ficción o va más allá, aunque no me parece muy descabellada sobre todo después de la increible afluencia de heroinómanos que se produjo en los años ochenta, pero en caso de que fuera lo último quizá ni siquiera habría sido necesario: hay otros paraísos artificiales, hay otras maneras de fomentar la desidia.

Sí. La derrota trae la desidia. La llamada vieja guardia de IU e EUiA (representada casi en la totalidad de los casos por militantes del PSUC-viu y cierto sector del PCE), o sea, los que aún creen en un marxismo auténtico sin sospechosas desviaciones derechizantes ecosocialistas (quizá solo orientadas a posicionarse más en el poder por estar en mejores condiciones para pactar con el PSOE eliminando lastres) se está cansando de luchar. Hartos de ser anatemizados o incluso expulsados por la dirección de IU o EUiA cuando su única falta fue criticarla en un marco democrático y legal, cansados de que el PCC y otros sectores del PCE utilicen su mayoría para jugar sucio, muchos han abandonado el proyecto, poniendo a los que quedamos en una situación aún más difícil. Pero para mí ya ha pasado el momento de insultar a IU e EUiA (no quiero convertirme en una Rajoy del marxismo), pues es incluso posible (aunque lo dudo) que nosotros hubiéramos hecho lo mismo en su lugar (algunos de mis camaradas me matarán si leen esto, menos mal que este blog es secreto, je je) o hasta quizá las motivaciones de estos compañeros tenga una cierta licitidad, si para ellos ésta es la mejor manera de conseguir nuestros objetivos. No: éste es el momento de proclamar que el programa de la coalición aún es el nuestro, y que a pesar de pequeñas o grandes traiciones sucedidas cuando EUiA e IU no se han mostrado suficientemente fuertes ante los socialistas en cuanto a ciertas leyes y sucesos (Memoria histórica, Enseñanza, intrusión de la Iglesia en política...), todavía creo que es la mejor opción para estas elecciones que nos intentan vender como bipartidistas. Quizá porque es la única. En cualquier caso, en el apartado de la web dedicado a colegas y camaradas podréis ver en el blog de Jordi Alonso lo que este destacado militante opina al respecto. Eso si entendéis catalán, lo siento.

Hablando de bipartidismo, por favor echar también un vistazo a la presentación Del voto útil al voto inútil que os he colgado en Materiales para estudio (también he actualizado el resto de los enlaces y he colgado en esta sección otros archivos, no dejéis de leerlos); requiere tiempo y uso de la materia gris para su comprensión, pero no tiene desperdicio y nos alerta de los peligros del supuesto voto útil (esto es, por si alguien aún no lo sabe, votar al PSOE sin ser socialista sólo para evitar que gobierne el PP) que puede volverse de muchas maneras en contra de quien lo ejerce. Al igual que la desidia producida por el desencanto que los políticos nos causan, la desidia que nos impulsa a abstenernos concediendo así más poder a la derecha. Pero volviendo al párrafo anterior antes de ponerme electoralista, me preocupa mucho más invertir esa desidia en mi partido y recuperar a los compañeros perdidos. Por el bien del proyecto y por el bien del PSUC.

En cuanto a mí, personalmente, sigo enviando mensajes en botellas esperando que alguien los lea, sin conocer o negándome a conocer la inmensidad del mar y que quizá la única tinta que esté a mi disposición sea la invisible. Algunos podrían llamarlo lucha incansable, deseo de conquista; algunos incluso me considerarían una ganadora en ciernes y no alguien que lleva el fracaso inscrito en el ADN. Para mí, este empeñarse sin fin en lo que nunca será no es más que otro tipo de fanatismo.

Otra clase de desidia.

P.D.: Quería hablar, y no he hablado, de las detenciones de supuestos yihadistas en el barrio del Raval de Barcelona. En su lugar os pido que consultéis este artículo, http://diagonalperiodico.net/spip.php?article5468, y así entenderéis mejor de lo que os lo podría haber explicado yo que no es oro todo lo que reluce. En cuanto a otro tema, la crisis de los precios de los alimentos (que, según Rajoy, sólo afecta a España y es culpa de Za), hay dos interesantísmos documentos en la sección Materiales para estudio.

Otra P.D.: La foto la he sacado de http://guerracivil.forumup.es/. La imagen me parece conmovedora al mostrar, con el viejo y la joven ante la tumba, ese símbolo del pasado y el futuro, ese recuerdo y ese empuje que no debemos perder.



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miércoles, noviembre 21, 2007

La izquierda: realidad, ficción y muerte


No era solo un abuelete entrañable, o mejor dicho, no lo era de ninguna forma; era un pedazo real, vivo y admirable de la historia de la izquierda de este país. Me lo encontraba en actos varios del partido y no podía verle sólo como una persona, a pesar de que él se comportaba conmigo, oscura militante, de la forma más humana posible; y sin embargo, a veces veía sólo su sonrisa... En fin, esto es solamente mi visión personal, poco tengo que añadir a lo que se ha dicho ya sobre Gregorio López Raimundo (en http://www.psuc.org/content/view/4742/1/ tenéis unos cuantos de los artículos aparecidos en diferentes medios sobre su vida y su muerte; también podéis echar un vistazo al blog de Jordi Alonso, compañero del PSUC-viu y concejal de La Llagosta, Barcelona, http://www.jordialonso.blogspot.com/). Todo lo demás ya está en la historia.

Muere Gregorio (por causas naturales) y muere Carlos (no tan naturales). Muere la vieja guardia de la izquierda de este país, mientras con espadas y bien cortadas plumas (o bien enchufados procesadores de texto, como decía mi llorado profesor José María Valverde), por manos de neonazis y medios de comunicación, están acabando con la nueva. Casi tan injusto como el asesinato de un joven que sólo pretendía manifestarse pacificante contra los intolerantes, que sólo deseaba apoyar a las personas a los que no les queda otro remedio que venir a buscarse la vida a este país de mierda, es la criminalización de los de su misma ideología que se realiza en los medios, encubriendo, por ejemplo, el asesinato de Carlos bajo el paraguas de una batalla entre bandas (batallas en las que sólo mueren los de una determinada facción en liza, qué casualidad. ¿Tan malos luchadores somos los de izquierdas?), aludiendo a ambos grupos de frorma general como "los radicales", saturando las pantallas de imágenes de violencia (provocadores los hay en todos lados, eso lo reconozco), sin mencionar las manifestaciones pacíficas que se han producido. Ah, y llamando a psiquiatras (y eso que me cae bien el Cabrera, soy una asidua seguidora de Cuarto Milenio, lo reconozco) para que realicen un perfil de ese batiburrillo de radicales, sin aceptar que están mezclando en la misma salsa al menos dos ingredientes de sabores completamente opuestos. Yo, que soy comunista, antisistema y antifascista puedo asegurar que ni vengo de una familia desestructurada, ni he fracasado en la vida (al menos, de la manera clásica), ni estoy tan desesperada que sólo quiero integrarme en un grupo. El perfil, tal como yo lo veo, de los jóvenes y no tan jóvenes antifascistas o antisistema es el de una persona culta, inquieta, sensible ante la injusticia, motivada, valiente, con vocaciones muy claras... Así son la mayoría de mis compañeros, a pesar de las ocasionales manzanas podridas. Pero, bien, ya conocemos las estrategias de poder.

(Y hablando de izquierda, y de radicales, y para no extenderme [mis post son endiabladamente largos, ya lo sabéis], os meto aquí tres artículos con visiones opuestas sobre Llamazares, el PCE y las primarias: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=459311&idseccio_PK=1008, por una parte, y http://www.larepublica.es/spip.php?article7908 y http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=45621, por otra; el primero llama a los del PCE, partidarios de Marga Sanz "dogmáticos", y el segundo y el tercero está escrito por uno de esos dogmáticos; ya os imaginaréis dónde me sitúo yo. Juzgad por vosotros mismos dónde está la realidad y la ficción.)

Muere Gregorio, muere Carlos, y no dejan de morir mujeres; se ve que los cerdos machistas también quieren conmemorar el 25 de noviembre a su manera. Mueren después de sufrir encerronas como programas televisivos de testimonios y sorpresas donde se dan de morros y has de aguantar a sus maltratadores, mueren porque a éstos nadie les notificó las sentencias de prisión y alejamiento (me pregunto: de haberlas conocido ¿la habrían cumplido? ¿Alguien realmente les hubiera obligado a ello?). Mueren porque la justicia está demasiada ocupada haciendo, o dejando de hacer, otras cosas. Mueren porque defender a la mujer (el sexo de la izquierda, el que puede complicar las cosas) y al activista es fomentar un supuesto desorden que no se aviene con la patria, la propiedad y la familia. Con el sistema capitalista, vaya. Es mejor hacer la vista gorda con Democracia Nacional y sus congéneres y demás plañideros del 20-N, que después de todo no atacan nuestro sagrado sistema.

Y mientras tanto, otra realidad, los trenes siguen fallando (parece que la cosa se ha normalizado, pero ¿cuánto durará?), las infraestructuras se desmoronan porque las obras faraónicas, hechas a mayor gloria del poder y de sus empresas amigas y/o satélites y no de los usuarios de a pie, agotan todos los recursos (no os perdáis el articulo Cataluña, la quiebra de un modelo, de Joan Herrera, diputado de IU-ICV, en www.elpais.com/articulo/opinion/Cataluna/quiebra/modelo/elpepiopi/20071117elpepiopi_4/Tes), y el AVE va avanzando a trancas y barrancas por una vía de intereses ocultos (esta noticia corre por internet, tal vez la conozcáis pero leedla; es muy significativa: http://www.azogue.net/NOTI2006/nosevende/avepp.php). También muy realmente siguen bailándole el agua al responsable del ya famoso "¿por qué no te callas?" (otro artículo que he encontrado sobre este tema, lástima de las faltas de ortografía, Detrás de la callasón real, http://www.ymlpr.net/pubarchive_show_message.php?actuwa+7). Por cierto, consultad la página de Unidad Cívica por la República en los enlaces de la columna de al lado, se celebrarán unas interesantes Jornadas Republicanas los días 1 y 2 en el Museo de Historia de Barcelona. Y en cuanto a mi vida personal, Hacienda se ensaña con mis exiguas cuentas corrientes, dejándolas en números tan comunistas como el partido en el que milito: al parecer, quieren solventar el déficit público con la única ayuda de mis magros ingresos y los de otras personas como yo; deben de haberme visto cara de tonta; como a todos los pobres...

No, definitivamente este mundo no mola: creo que volveré a mi novela. Si no fuera por la ficción...

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martes, noviembre 13, 2007

Navidad, caridad cristiana y orgullo

Desde el mes de octubre (tras lamentar el aniversario del asesinato de Ernesto Che Guevara), por lo menos, estoy imbuida de espíritu navideño; o sea, más o menos desde que han comenzado los anuncios de perfumes, lotería y juguetes (héroes y guerreros para los niños, para que de hombres sean los salvadores del mundo capitalista y globalizado; bebés y cocinas para las niñas, para que se conviertan en buenas madres y amas de casa y sirvan bien a los hombres; muñecas a la moda con trapitos, pinturas y glamour para las niñas más mayorcitas, para que se conviertan en unas buenas putitas que les diviertan y para que no se preocupen de otros problemas). Y cómo podría ser al contrario, si para dar aún más ejemplo de caridad crisitana navideña beatifican a un buen puñado de fascistas, alguno de ellos probado torturador, con asistencia de máximos responsables del Gobierno español con los pantalones bajados ante el Vaticano. Eh, y que conste que no digo que algunos, incluso muchos de estos semisantos no fueran sencillamente gente comprometida con su fe sin mayor adscripción política, pero esta masiva beatificación resulta muy sospechosa, y más después de haberse aprobado una Ley de Memoria Histórica que contiene múltiples carencias aunque no deje de suponer un cierto avance.

Tanta paz, amor, reconciliación y santidad probablemente nos hará olvidar que nos espera un año un poco complicado: sobre nuestras servicios públicos, los pocos que que quedan más o menos indemnes, planea la amenaza de la privatización; el AVE ha paralizado las cercanías de Barcelona provocando problemas variodísimos e incontables, tiene un récord de siniestralitat laboral y subcontrataciones explotadoras, está poniendo en peligo la seguridad de los pasajeros de otras líneas y por si fuera poco amenaza con convertir la Sagrada Familia (y varias viviendas de gente común y corriente, lo que aún es más grave), en montones de escombros si las autoridades siguen empeñadas en el trazado del súpertren por el centro de la city (se me está ocurriendo de pronto, así de malpensada soy, si el mal funcionamiento de Renfe no será solamente culpa de la desinversión en infraestructuras, sino una estrategia para que los usuarios acabemos pidiendo a gritos una privatización total que de ninguna manera mejorará las cosas; ya ha pasado en otros lugares). Y hay algunas cosas más, igualmente divertidas: por ejemplo, que hace tiempo que la eclosión de los biocombustibles está dando como resultado una subida de precios que si a nosotros nos va a provocar un año sin que lleguemos a fin de mes ni por asomo, en los países pobres puede suponer una catástrofe (ya lo decía Fidel y nadie le hizo caso). Vamos, que estas fiestas hasta un barquillo se va a convertir en un artículo de lujo. Y sin olvidar que de nuevo tenemos que aguantar en barcelona el Meeting Point y sus mafiosos inmobiliarios (http://www.aturemelmeetingpoint.info/) y que el cuarto cinturón cada vez está más cercano.

Pero de eso no se suele hablar: se prefiere, por ejemplo, criminalizar a Chávez con informaciones sesgadas acerca de su reforma constitucional (veáse http://www.nodo50.org/bolivariana/ y http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=45029 para otro punto de vista), y defender a un jefe de gobierno no elegido democráticamente que tiene la cara dura de mandar callar a otro muy refrendado por su pueblo que sencillamente estaba mencionando hechos probados (todo hay que decirlo, al amigo Chávez le falta un poco de diplomacia), y que opta por la cobarde estrategia de salir de la sala cuando se cuestiona la actuación de las poco claras transnacionales españolas, en las que él está implicado (http://www.psuc.org/content/view/4729/1/ y http://www.psuc.org/content/view/4731/1/). Claro que quizá también aquí se ha optado por caridad cristiana; pobrecillo, qué desagradable sorpresa enterarse de pronto que Elena y Maricha han partido peras; porque hasta ahora nadie se hubiera llegado a imaginar que no se amaban con locura, ni hablar; y desde luego, que surja la noticia hora es solamente una casualidad.

Todos estos temas, unidos, por ejemplo, a la reciente manifestación fascista permitida por las autoridades que se saldó con una muerte sin que a nadie se le haya ocurrido pronunciar la palabra terrorismo ni siquiera asesinato con connotaciones ideológicas, me reafirman más en mi convencimiento de que es necesaria la lucha por la justicia, la igualdad y la libertad, en mi condición de comunista. Probablemente diréis que soy una extremista, que creo en una ideología caduca, es fácil ahora hablar de los numerosos y graves errores de la revolución rusa y sus líderes, ahora que es su aniversario, que invalidan su consideración actual. Sólo un argumento: todos somos conscientes de las barbaridades (sí, barbaridades) que ha cometido el cristianismo y sus representante desde el inicio de esta doctrina. ¿E invalidan el mensaje de Cristo? No. Por eso yo soy comunista, que ideológicamente no es tan distinto, en el fondo, del cristianismo, y me siento orgullosa. Lástima que dentro del propio PCE haya sectores que quieran dinamitarlo para supuestamente relanzar Izquierda Unida y que no están utilizando los métodos más honrados ni más inteligentes. Por eso he apoyado la candidatura de Marga Sanz en las primarias de IU; Llamazares, por mucho que me pese fomentar la desunión dentro de mi partido cuando la unión nos es más necesaria que nunca, está bajo sospecha, y en mi opinión sería mejor ser extraparlamentarios que traicionar nuestras convicciones (en el caso de que evitar esta extraparlamentariedad sea la razón que ha impulsado a Llamazares y los suyos a purgar a los militantes del PCE y utilizar métodos fraudulentos para vencer en las primaria).

Nada más por hoy. Hasta la victoria siempre y salud y república, compañeros, ahora más que nunca. Ah, y felices fiestas, je je.

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jueves, octubre 18, 2007

El paraíso y el infierno

Huyendo del cáncer de la religión católica creando metástasis en todas las cuestiones civiles, del Sistema Injudicial español que condena a dibujantes de cómics y quemadores de papel fotográfico, y excarcela a violadores no rehabilitados (lo sé, es un tema obsesivo en mí), con escaso orgullo español fui a buscar otro mundo y me largué a Croacia y Bosnia. Quería averiguar qué huellas quedan de aquella guerra que nos sorprendió a todos, que nos hizo ver por primera que el infierno no estaba circunscrito a los países del inframundo (que es en el fondo lo que todos pensamos que es el tercero), y me encontré un país reconstruido y un silencio enterrado que hace presagiar que la historia se repetirá. Vi miedo, miedo a ofender, miedo a que cualquier chispa lanzada involuntariamente vuelva a encender el polvorín. No puedo imaginar lo que fue aquella guerra, lo que son todas las guerras (afortunadamente), pero sé del tema lo suficiente para entender esta posición aunque no para compartirla. La herida de ese país es aún más profunda, si cabe, que la de la Guerra Civil española, y estas heridas no se curan aplicando vendas que las escondan. De todas maneras, no soy nadie para dar lecciones a los habitantes de otros países, hay personas más capacitadas y formadas que yo aunque nadie está autorizado para meterse donde no le llaman (alqo que, volviendo a la Iglesia, sus gerifaltes deberían recordar). Pero personalmente y sin tener un conocimiento profundo del tema, lo que se hizo en Sudáfrica me parece una buena idea.

También encontré un paraíso, un lugar donde el ladrillazo no ha llegado (esperemos que no lo haga nunca). Acantilados, playas solitarias, barcas ancladas en el atardecer, casitas y tabernas de pescadores mirando hacia la miríada de islas que salpican las costas, como sucursales cercanas del cielo. La vocación marinera de esos países, que no conocía, me ha sorpendido y encantado. Recuerdo, entre otras cosas, Dubrovnik, con una belleza que trasciende sus murallas; Mostar, encanto oriental y ribereño, con sus pequeños resturantes escalando por las laderas de la cuenca del Neretva; Split, con el infinito paseo marítimo y las ruinas integradas en la ciudad; Ston y Mali Ston, la minimuralla china y los locales donde se puede comer con las olas rebotando en los dedos de los pies.


Vaya conceptos. Paraíso, infierno... Ya es la segunda vez. ¿Acaso la religión católica ha conseguido apoderarse de mi agnóstico cerebro tras largos años intentándolo? Quizá no debería escuchar tanto la COPE. Estoy por hacerme monárquica y todo, o mejor, pedir a Juanca que abdique en Felipito, que parece ser que es lo que preconiza la emisora citada (o eso creo; quizá tampoco la escuche tanto: tengo el estómago demasiado delicado para oír según qué cosas). En cualquier caso, por si no existen esos lugares cuyos conceptos se han apoderado recientemente de las entradas de mi blog por culpa de la propaganda conservadora, últimamente estoy pensando en elaborar una lista de cosas que debería hacer antes de morirme, e irlas tachando, y así vivir un pequeño sucédaneo del cielo en la tierra. Esta lista tendrá, además, una doble función, pues me ayudará a enfrentarme a mis fantasmas, ya que la mayoría de esas cosas requieren que, por una vez, anteponga mis deseos al sentir general. Aquí van. Algunas son un poco chorras, aviso.


-Actualizar este blog con un poco más de asiduidad (ja, ja, ja)
-Leer todas las revistas izquierdosas a las que estoy suscrita y mis emails atrasados

-Seguir escribiendo novelas (tengo ideas para por lo menos siete, de verdad)

-Hacer un curso de diseño, otro de guitarra, otro de buceo, aprender capoeira y danza del vientre...

-Hacerme un book fotográfico (mi lado superficial ha hablado)

-Seguir viajando...

Por el progreso de esta entrada, veréis si voy cumpliendo estos objetivos. Si os interesa claro. Ah, e iré añadiendo más temas a esta lista a medida que las recuerde. Y ahora os dejo, queridos míos: voy a soñar un poco con mi nuevo paraíso perdido, ya que siempre se dice que a ellos no se debe regresar... Por cierto, la imagen es una muestra de algunos de los artículos que se venden en el bazar de Mostar. Muy pragmático. Y muy significativo.

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sábado, julio 28, 2007

Rectificaciones e injusticias

No sé cómo voy a hacerlo, per no me queda otro remedio. He dejado que las cosas llegaran muy lejos y se impone una vuelta atrás. No puedo permitirme caer en la depresión, hay demasiada gente que depende de mí (yo misma, entre otras). Y, aunque dudo de que ya pueda suceder nunca, realmente tengo aún muchas cosas que hacer.
Este blog, como siempre. Como tantas otras cosas en mi vida, su destino parece ser pasar sin dejar huella. Pretendía ser una ventana de mi ámbito hacia otros ámbitos, una manera de que la gente pudiera mirar en mi interior sin que eso me comprometiera. De compartir y de que me compartieran. Y una manera de crear, una pequeña aportación (infinitesimal) para un mundo (infinitesimalmente) mejor. Pero está claro que a esto, como a todo lo que hago, le falta algo: calidad, sentidad del humor, ese algo inexplicable que hace que la gente o sus actos sean mínimamente visibles... Sé que no lo tengo; y lo peor es que ni siquiera sé en qué consiste para pelear por ello, para embarcarme en otra de mis luchas estériles.

Pero basta ya. Al empezar esto, me prometí a mí misma que sería sincera, entre otras cosas porque no tengo nada que perder. Sin embargo, no quisiera que esta sinceridad sirviera para aburrir y además de llevara por un camino sin retorno. La vida es una mierda absoluta y total, y la vida de algunos (no digo que sea mi caso) aún un poco más, pero se acabó. Sinceridad, sí. Depresión y quejumbrosidad, no. Además, tengo lo más importante...

Hoy no comentaré nada de la actualidad más o menos actual porque he estado un poco apartada de ella, pero aquí hay un par de enlaces referentes a algunas cosas que han sucedido hace algunos días. No haré ningún comentario; si estáis interesados, sacad vuestras propias conclusiones. Hasta luego, compañeros.

http://revoltaglobal.cat/article1010.html

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martes, mayo 22, 2007

Hoy es uno de esos días

Hoy es uno de esos días en los que necesito un amigo. Un amigo cercano, abierto, deseoso de comprender. Sí, es uno de esos días. De esos días en los que el peso de la realidad se te hace imposible de sobrellevar sin ayuda. De esos días en los que necesitas compartir el peso de la realidad, no, ni siquiera el peso, sino sólo la presión que te causa tal peso.

Un amigo cercano. Pero no. Mis amigos están lejos. ¿Lejos en la geografía? Bien, sería una manera de decirlo. La distancia entre las mentes humanas tiene también algún componente físico. Lejos en la geografía material y humana, lejos con la distancia que existe entre el mundo real y el mundo de la ficción.

Ni siquiera puedo volver a mi novela. Ni siquiera puedo soñar ya que soy uno de sus personajes, con sus éxitos y sus fracasos relativos y su vivencia absoluta. Mi mundo de estrellarse infinitamente contra paredes no sólo está lejos de ese mundo inventado que yo creé estérilmente, sino del resto de los mundos existentes, posibles e imposibles. ¿A qué infierno sartriano se me ha condenado? ¿Por qué nada de lo que realizo tiene una consecuencia, un resultado? ¿Por qué las viviendas a cuyas puertas llamo siempre están desierta,s cualquiera que sea la hora y el día en que lo haga?

Sólo quiero ser útil. Por egoísmo, no nos engañemos, por simples deseos de cumplir lo que creo es mi destino. Sólo quiero crear mundos falsos que alivien a los condenados, que hagan creer en que el dios del mal no ganó ya la batalla hace mucho tiempo.

Me pesa el peso de la realidad. Me pesan las mujeres maltratadas, los violadores en libertad, los políticos que utilizan la sangre para lavar sus mentiras y deslizarse hacia el poder. Me pesan los padres que quieren matar a sus hijas de cinco años en venganza por la violación a la que han sido sometidas, en un absurdo y cruel acto de costumbre, de miedo, de sumisión a la clase dominante, me pesan las familias desintegradas de los países en guerra, las madres que pierden a sus hijos, me pesan los campos de refugiados donde se agoniza de maneras impensables, me pesan las naves industriales donde se hacinan los inmigrantes con sus niños no escalarizados, mientras los empresarios de la zona temen porque les rasguñen sus poltronas.

Me pesa que el mundo sea como sea. Me pesa no poder hacer nada por aliviarlo. Me pesa no querer hacer nada por aliviarlo.

Me pesa la lejanía de mis amigos. Me pesa haber crecido en una familia donde no puedo ser más que una flor rara, y por eso mismo despreciada.

... pero, después de todo, eso no es importante. Puedo con ello. Puedo, si puedo decirte a ti, quienquiera que seas, que estás lejos, dos o tres mil mundos más allá, cuán difícil es para mí seguir creciendo sin apoyo, anclada en una adolescencia que nunca pudo darse. Tan difícil que quiero renunciar cada día. Tan difícil que algún día quizá lo haga.

Hoy es uno de esos días en que necesito un amigo. Hoy es uno de esos días en que necesito que el mundo real no sea más la pesadilla de una noche.

Ambas cosas tienen la misma posibilidad de ser ciertas.


La imagen pertenece a www.arteatonal.com/fotografia/amistad.jpg

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jueves, marzo 15, 2007

Más allá de la inspiración

Lo divertido de la inspiración es que siempre llega cuando menos la necesitas; en mi caso, se me ocurren las mejores ideas (las mejores relativamente, claro, porque no estoy segura de que ninguna de mis ideas 'literarias' sea especialmente genial -y no es falsa modestia, sino falta de constatación externa de mis aptitudes-), por ejemplo, cuando estudio para un examen, tengo algún curro urgente que entregar o estoy metida de lleno en el que parecía interminable trabajo de mi máster, un máster que me ha proporcionado muchos números comunistas en mi ya exigua cuenta corriente y ninguna expectativa laboral... por el momento. Pero mi fe a ese respecto en mucho menor aún que la que tengo en la iglesia católica, sobre todo si a ella viene unida su ínclita COnferencia EPiscopal y emisoras radiofónicas dependientes.

Pero a lo que íbamos; como habréis visto hablaba en pasado: el ingrato mamotreto está finalizado y en poder de mis profesores, que espero consideren mis personales circunstancias (el muy justificado, he de decirlo, motivo por el que estoy de baja laboral) a la hora de puntuarlo, porque no creo que con él me gane el cielo intelectual. No obstante, ya está, y ahora a otra cosa mariposa. Por ejemplo, mi blog y mi novela, todo eso aderezado con mi búsqueda laboral porque ya sabéis que en mi empresa están haciendo tal limpieza y desinfección que ni con Don Limpio, y espero antes del 31 de marzo que finaliza mi contrato, un día después de mi cumpleaños, vaya regalo, mi carta de despido. Sin embargo, para conseguirlo necesito recuperar esa inspiración que tanta lata me daba, llenándome la cabeza de ideas e imágenes que nada tienen que ver con la Cooperación Internacional, la misma inspiración que supongo que se habrá hartado de mi pasotismo, habrá hecho las maletas y se habrá ido a buscar otros climas creativos más cálidos.

Y para calidez, la que se crea en las reuniones multitudinarias, por ejemplo en las manifestaciones. Y más si las personas que las integran se han dirigido al lugar del encuentro en autocares provistos de calefacción, bien comidas y bebidas, y habiendo calentado su espirítu con algún vídeo aleccionador del tipo La túnica sagrada o Teresa de Calcuta (que conste que no me estoy burlando de la fe cristiana, sino del uso interesado y las interpretaciones fundamentalistas que hacen de ella algunos sectores). Allá habrá ido mi inspiración, provocando, así es de caprichosa ella, el recuerdo de lo que todos deberíamos olvidar (a saber, que este país una vez tuvo por bandera la preconstitucional del "pollo*", con todo lo que eso implica) y el olvido de lo que todos deberíamos recordar (que la negociación y el diálogo, estas palabras que siempre tuvieron significado positivo hasta que fueron criminalizados por los que todos sabemos, no son sólo patrimonio de este gobierno, ni siquiera si se interpretan como "debilidad", "cobardía" o "cesión al chantaje"), y ocasionando también que ciertos líderes aumenten su capacidad de utilizar conceptos de la más pura demagogia manipulando los cerebros demasiado cansados para ir más allá del tópico de la población e impidiéndonos ver que la medida que se tomó era perfectamente legal... aunque no nos guste; el etarra protagonista de todo este circo había cumplido su condena por los asesinatos que cometió, sin más reducciones que las que reciben la mayoría de los presos de este país de cárceles saturadas, y ahora sólo se le juzgaba por sus artículos proterrorismo; y también cumplirá esta pena, aunque en arresto domiciliario.

Pero es difícil ir más allá de las inspiraciones manipuladores de nuestros líderes, sobre todo si se trata de un tema que nos toca tanto la fibra sensible como es el del terrorismo y sus víctimas, y yo lo comprendo. Y también comprendo que muchos ciudadanos disientan de que el gobierno no haya dejado a De Juana llevar la huelga de hambre (que no olvidemos que eligió libremente) hasta sus últimas consecuencias, y que por ese motivo, y no otro, hayan asistido a la manifestación: disentir es democrático y tener criterio nos hacer ser humanos inteligentes. Muy difícil; y, al contrario, es fácil sentirse indignado cuando se contempla cómo los terroristas, en lugar de arrepentirse de haber derramado sangre para llegar a sus metas políticas (muy lícitas si quisieran implantarlas sólo con medios pacíficos), que es lo que tocaría, llegan al extremo de insultar a los familiares de su víctimas, por ejemplo.

Y es que acabar con la violencia es la máxima aspiración de la mayoría y muchos estarían dispuestos a hacer muchos sacrificios y numerosas concesiones para conseguirlo, lo que les hace proclives al error; para otros, sin embargo, es más poderoso el deseo de justicia o venganza, según como se mire, tan poderoso que asimismo les aparta de lo razonable. Estas dos posturas, con todas sus carencias y limitaciones, están en la ciudadanía y para el gobierno queda el ímprobo trabajo de conciliarlas de la manera más acertada posible, un trabajo que va más allá de cualquiera inspiración de un momento y en el que aún le queda mucho hombro por arrimar. Pero lo que no se puede tolerar es que se manipule con afán partidista estas dos voluntades: es un terrorismo no peor que el de ETA, jugar de esta cruel forma con los sentimientos de las víctimas y de los que se solidarizan con ellas, pero casi.

Así que trabajemos todos; el gobierno en su proceso, o en lo que queda de él, yo en mi novela, y dejemos de lado el ruido y la furia, inspiradores de nada constructivo: sólo de odio estéril.


*Llamo así, y lamento si alguien se ofende, a la bandera del águila de San Juan Evangelista, símbolo de Isabel la Católica, que fue utilizada por el régimen franquista y derogada en 1981 (por lo cual un poco constitucional sí que lo es). Yo personalemente no tengo nada en contra de las banderas preconstitucionales, sólo en contra de ésta por lo que simboliza; recordad, amigos, que mi bandera preferida es mucho más preconstitucional (refiriéndonos a la Constitución de 1978, claro).

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jueves, enero 18, 2007

Negociar con terroristas

Tengo que aceptarlo: la pereza me domina. La pereza y mi trabajo del máster, pero no tengo excusa. Siempre, en la vorágine de actividades diarias, se puede encontrar un momento para hacer las cosas que debes o deseas, en mi caso actualizar el blog. Suelo enfadarme, al menos amistosamente, con la gente de mi entorno que me enarbola el pretexto de "no tengo tiempo". Bien, ahora debería enfadarme conmigo misma.

Pero prescindiendo de ráfagas autoculpativas por el momento, he de decir que mi retraso en la actualización no ha obedecido a escasez de temas que comentar (quizá sí a la falta de inspiración: estoy viviendo un estado de falta de concentración y exigua capacidad de palabra, por motivos que no voy a detallar), ni en lo personal ni en lo "político": estos últimos días, desde antes de Navidad, han sido pródigos en todo tipo de sucesos. Os cuento.
Me hallo, desde principios de año, en una situación que se podría definir como de futuro paro. Todo comenzó cuando, en la comida de Navidad de la empresa, tras los discursos triunfalistas del jefe en castellano, catalán, inglés y japonés (un japonés un poco patético que apenas antendieron los invitados del país del Sol Naciente), llegó a mis oídos y a los de mi amiga que se pretendía externalizar (o subcontratar) las labores de mi departamento. Conclusión: que íbamos fuera. Ella, en una semana (su contrato terminaba antes que el mío); yo, en abril.

Por mi parte, no me dolió en absoluto. Tener que aceptar este trabajo supuso para mí una renuncia, ya lo he explicado en anteriores entradas. Además, quizá por mi culpa, quizá por el entorno, y a pesar de que en los primeros días me hice el propósito de estar muy motivada, capté algo en el ambiente que no me hizo estar a gusto: arbitrariedades varias, trepas, prejuicios, rencillas... Para mi amiga, en cambio, aquello supuso un cataclismo por sus circunstancias personales, un cataclismo que la ha arrastrado a una depresión. Pero lo peor es la manera en que se ha enterado, la falta de honestidad con que le han comunicado el asunto, hasta el punto de hacerla sentir exactamente como una mierda. Y siendo una de las trabajadoras más responsables que he conocido, y mejores en lo suyo, desde luego que no se merecía esto, si es que alguien se lo merece.

La diferencia entre mi amiga y yo reside en que ella se cree una fracasada sin serlo y yo soy una fracasada plenamente consciente e incluso orgullosa: sí, de verdad, hago ondear bien alta la bandera de mi fracaso con la cabeza erguida, ya sólo me falta fundar un club. Pero sea lo que sea, la consecuencia de esto es que ahora estamos las dos de baja: ella por depresión y yo por otra causa médica. Hubiese podido seguir trabajando, haciendo un esfuerzo (lo mío no es grave, ni mucho menos, y tiene solución, pero ahora mismo me limita mucho), pero me he convencido de que no vale la pena. Siempre he odiado la irresponsabilidad laboral: pero no me han dejado otro remedio. Y si vuelvo al mundo editorial alguna vez, queridos internautas, os doy permiso para darme una sarta de collejas virtuales... No tengo ni idea qué voy a hacer con mi vida, pero intentaré no volver a exponerme al aburrimiento, desagradecimiento, inutilidad y sobre todo peligro de este trabajo.

Puesta a encontrar paralelismos, como siempre, no dejo de ver una relación entre mi circunstancia y la de mi amiga y el gobierno de esta nuestra querida nación: los tres hemos negociado con terroristas, en nuestro caso terroristas empresariales, y los tres hemos fallado. En el caso de la institución, no me atrevería a hacer un análisis, me falta información y conocimientos. Tal vez fueron a la mesa con unas condiciones demasiado rígidas, tal vez fueron excesivamente optimistas (o incluso ingenuos) ante la posibilidad de lograr la paz, para sacar rendimiento electoral o por lo que fuera. De cualquier manera, y si hay que hacer caso a ciertos comentarios que, en realidad, no merece la pena ni citar (no pienso descalificar al PP; ellos solos se las arreglan muy bien para conseguirlo, pero después de escuchar las declaraciones de sus acólitos de la AVT me resulta muy difícil mantenerles el respeto que como víctimas se merecen; lo siento), al final ha resultado ser el malo de la película: de negociar con terroristas ha pasado a ser El Terrorista, el responsable directo del atentado. Curiosa vuelta de tuerca.

Como nosotras.

Esto es todo por hoy. Empiezo el año con menos fe en la Humanidad de la que tenía, y tan quemada que ya ni siquiera pongo la estufa, y no sólo por este clima primaveral de cambio climático. Me pregunto cuántos más como yo irán pasando de trabajo en trabajo mileurista o peor (¡aún hay gente que cobra menos que yo!) cada vez más carentes de ilusiones, de motivación, de ganas de hacerlo bien y superarse a sí mismos, de realizarse. O cuántos más aguantarán curros que les desagradan o donde les tratan a patadas por simple y llanamente miedo.

Y luego nos extraña que los fines de semana nos entreguemos a la droga del consumismo, gracias a los créditos unificados y a los préstamos rápidos por teléfono, y que a última hora de la tarde nos enchufemos a la droga de la telebasura. Éste es el alentador panorama que nos espera en un mundo donde has de negociar con tu peor y más poderoso enemigo, ayudando a fabricar las bombas que finalmente te estallarán en la cara y sabiendo que tarde o temprano caerás; un mundo en que la justicia sólo se ensaña con los menos desfavorecidos, al igual de la muerte (un recuerdo para los dos trabajadores ecuatorianos y sus familias); un mundo en que los genocidas sólo pueden ser ahorcados por otro genocida más grande.
P.D.: Una nota breve: no sé si estarle agradecida o cabrearme, pero mi amiga cuyo enlace a su página podéis encontrar en la presente me ha inscrito en el concurso de blogs de 20 Minutos. Supongo que no me ha quedado más remedio que invitaros a que me votéis si, claro, os parezco merecedora y tenéis ganas. Suerte a todos y que gane el mejor.

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jueves, diciembre 14, 2006

Resignación activa

Todas las niñas querían crecer; yo (tan rara como siempre), no. Cuando vi que llegaba la hora de abandonar mi infancia (o mejor dicho, cuando me di cuenta de que la infancia me abandonaba a mí) tuve miedo. Creo que fui consciente de que la etapa más tranquila (aunque no la más feliz, creo que no ha habido nunca una etapa realmente feliz en mi vida) de mi vida tocaba a su fin, y que las responsabilidades, los grandes desafíos a la altura de los cuales sin duda alguna yo no estaría, los momentos decisivos, comenzaban; entonces ya sabía que iba a fracasar, el estigma de mi fracaso futuro estaba tan firmemente tatuado en mi piel que, a pesar de su tinta invisible, era imposible no sentirlo, aunque fuera en un ámbito inconsciente. Pero no podía huir de la realidad, así que, tras un tiempo enterrando la cara entre mis viejas muñecas, con las que me empecinaba en seguir jugando, me marqué una fecha límite: y cuando ésta llegó, guardé mis juguetes y mis cosas infantiles y me preparé a empezar una nueva vida como adolescente. ¿Qué otro remedio me quedaba?

Y mi vida siguió, y siguió, y no me equivoqué. No estuve a la altura, fracasé. Las puertas parecían cerradas para mí, a pesar de todos mis empujones. Estudié y pergeñé las mejores estrategias para conseguir mis aspiraciones sin éxito, aunque a pesar de todo considero que eran las estrategias apropiadas, o al menos las mejores armas que podía construir con los pobres materiales que tenía a mi disposición para salir al duro frente de la vida. Quizá era yo la que no era adecuada. O quizá fue el destino.

A pesar de todo no me rendí. La lucha, el esfuerzo, se convirtieron, más que en una herramienta, en una ética. Comprendí que sólo estaba peleando para no tener que decir nunca que no lo había hecho, que no había llegado hasta el final, que no había forzado la situación hasta las últimas consecuencias. Poco a poco, la aguda desesperación se convirtió en una tibia desesperanza. Y entonces comprendí que de nuevo la realidad se imponía. Y que tampoco esta vez iba a poder huir de ella.

Me marqué un límite.

Ese límite está a punto de llegar.

Mi ética personal me impide dejar de hacer todo lo que buenamente deba y pueda hacer. Pero cuando suene esta campana, pasaré a hacerlo sin fe. Mecánicamente. Será una rutina, como ducharse, lavarse los dientes, comer, arreglar la casa... esas cosas necesarias pero en las que no pones, en la mayoría de los casos, pasión...

... sobre todo si estás a régimen y sólo puedes ingeir verduritas, y no hay un tío bueno a la vista que te frote la espalda en el baño...

Pero no, no creáis que estoy deprimida. Todo lo contrario. La resignación no siempre es negativa. A veces se necesita más valor, y más lucidez, para saber cuándo has de renunciar que para seguir luchando, aunque no digo que yo tenga ninguna de las dos cosas. Estoy contenta. Hace poco alguien me decía que la felicidad es simplemente la estabilidad de las pasiones, aprender a vivir sin altibajos. Creo que eso lo he conseguido: ya no espero nada, y si lo espero es como quien espera ver un día a un extraterrestre o que le toque la lotería. Ya sólo espero sin esperanza.

Hice todo lo que pude, y no lo conseguí. Llegado el momento, me llevaré ese pensamiento a la tumba, cruzaré con él el umbral de la vida, y de la muerte, me lo llevaré hacia el todo o hacia la nada. Será mi tesoro, mi gran tesoro, mi único tesoro.

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Los dos dictadores, el miedo y el imperio de la muerte

Murió rico, rodeado de su familia y amigos, inmune e impune, convertido en un venerable anciano al que la justicia no se atreve a pedir cuentas.

Al igual que el otro.
El Gobierno de su país fue tibio, sumiso, cobarde; tanto es así que incluso la ministra de Defensa fue a su funeral (para ser abucheada).

Al igual que el del otro, que se niega a anular los juicios sumarísimos del mandato de su dictador, aunque se haya demostrado con creces la inocencia de los acusados.

Mientras tanto, sus víctimas y los familiares de su víctimas, sometidas a torturas sin nombre, cosas que considero puro sensacionalismo detallar aquí pero que hielan la sangre y hacen abjurar de la condición humana, siguen soportando el dolor de la superviviencia, cuando a su alrededor sólo hay muerte y sólo muerte, sin una reparación, sin siquiera una disculpa.

Al igual que, aunque en menor grado, las otras.

Sus partidarios siguen justificando sus acciones como actos puramente en defensa de la patria, supuestamente en peligro (donde dice "patria" leáse niveles de poder y cuantía de las cuentas corrientes del status quo). Se engañan, reimnventan la historia, tienen miedo de aceptar la realidad, de contradecir las enseñanzas recibidas, de abrir su mente, o bien tienen cuentas pendientes con el pasado. Pero ¿cómo pueden justificar el dolor, la sangre, la crueldad sin límites, la lenta muerte, el horror...? Y ¿cómo puede el Gobierno no luchar para abrirles los ojos?

Al igual que los del otro.

Y, después de esto, ¿dónde está la justicia? La justicia está al lado del poder. Siempre. En todas las épocas. Bajo todas las circunstancias. Ellos siempre ganarán y nosotros siempre perderemos.

Aquí y ahora. Allí y mañana.

Pero al menos no les haremos la victoria fácil y cómoda. Quizá nuestro destino sea ser siempre la mosca cojonera de los fachas, intolerantes, injustos y codiciosos que detentan el poder. Pues bien, si eso es lo único que podemos ser, eso seremos.
Siempre.

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lunes, noviembre 20, 2006

Monstruosidades neoliberales con buen ritmo... y bien atadas

Interesante manera de conmemorar el 20-N: la Directiva Bolkenstein aprobada y los servicios públicos convertidos ya oficialmente en una mercancía adjudicada al mejor postor. El mileurismo instaurado (¿por qué no mileurismo también en la vivienda? ¡Pisos a mil euros!) e incluso aceptado por los adocenados trabajadores (entre los que me incluyo), que aún vamos lamiéndole el culo a la empresa que sólo se fija en nuestros ocasionales errores y jamás en nuestros logros. Los accidentes laborales y RENFE dando un penoso servicio sin inversiones de ningún tipo mientras se especula y se subcontrata con la construcción del AVE que maldita la falta que nos hace a la mayoría de los usuarios: la gente muere por las condiciones de trabajo ínfimas, por las urgencias, por el número de horas, por la seguridad inexistente. El ladrillo colonizador y corrupto, destructor de espacios naturales y desde luego no orientado a equilibrar la oferta y la demanda inmobiliaria. La guerra y las matanzas sin veto... En estas circunstancias, no es de extrañar que a los jóvenes les importe una mierda qué van a ser de mayores e, incluso, si van a ser algo, mientras los padres invierten su tiempo libre en hostiar a los profesores de sus hijos quizá porque les tienen menos miedo que a los monstruos en que, entre todos, poco a poco, los estamos convirtiendo, mediante horas extras destinadas a pagar la hipoteca y el consumismo vario, televisión, videojuegos y comida basura auspiciada por la Unión Europea.

La única salvación es Operación Triunfo. O Salsa Rosa. O la Dolce Vita. O Gran Hermano. Las nuevas loterías que nos arreglarán el futuro. La fantasía del glamour posible.

Propongo, pues, que en las escuelas, a partir de ahora, se cambie todo el programa educativo y se enseñen asignaturas sobre Cómo Conseguir el Favor de la Audiencia, Insultología Televisiva y Nociones de canto para Voces Mediocres y Composiciones Infumables. Y no os echéis las manos a la cabeza, no: ¿acaso creéis que saldrán menos preparados que con el actual? Pues no. En todo caso igual de mal.

Pero, por favor, ni se os ocurra erradicar las asignaturas que, sin duda, tan buenos resultados están dando para los empresarios de las transnacionales de medio mundo: todas esas nociones académicas que no instan a ser flexibles y a bajarnos bien los pantalones ante nuestros futuros jefes, Bolonia al poder. En cuanto a la ética y a la religión, sólo aspiro a que al menos llegue a estar penada con la ley o considerada pecado mortal cristiano, budista, hinduista y musulmán la flagrante incapacidad creativa en lo musical de los supuestos artistas de OT: ya que nos tenemos que ir todos al carajo, al menos hagámoslo con una buena banda sonora.

El copyright de la imagen es Daniel A. Rodríguez (http://www.clfm.es/2006/06/desolacin.html)

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martes, octubre 17, 2006

Adiós al blanco y negro, hola a los colores dramáticos

De Venezuela, sobre todo, recordaré dos cosas: la joven cineasta que llevaba la magia de las películas a los niños de las zonas más pobres, y a la señora Eulogia, la viejecita con su cayena en el pelo que descendía desde su lejana localidad de residencia a la inaccesible Playa Medina (Río Caribe, Estado de Monagas) para vender sus dulces de coco y plátano, enseñando orgullosa la revista bolivariana Turismo y revolución donde aparecía retratada, muy favorecida, como una de las atracciones turísticas del país. También, cómo no, el esplendor tropical de sus selvas y montañas, una efusión de color y vegetación casi extraterrestre, casi dramática, donde se desarrollaba la conciencia de un pueblo amable y tranquilo que por fin está empezando a tener conciencia de su poder ciudadano. Peñeros saltando sobre las olas como peces voladores, camionetas y busetas llenas de gallinas esquivando el tráfico y los baches, curiaras surcando el Orinoco entre manglares, delfines circundando alegres las costas, las fragatas en el cielo, los tucanes en las selvas...

Colores.

Y de colores tratará esta entrada, ya que estamos en ello. Porque la vuelta a la realidad cotidiana ha significado para mí algo así como un destello cromático. Los colores de la vegetación y de la basura. Los colores de los gallardetes y de la sangre, el color que buscas y aquel del que huyes, refugiándote en el tranquilizador y aséptico blanco que permite dejar al negro al otro lado del espectro cromático, invisible, rechazado... Hay tantos gustos como colores, o algo así dice el refrán catalán. Los colores de las opiniones, los colores de la prensa, los colores de los cristales por donde se mira el mundo.

No podemos huir de ellos.

Soñaba con que el mundo fuera matemático y acromático, de una matematicismo sin números irreales, integrales y derivadas. Fácilmente clasificable. Pero no.

Hay color.

Hay una gama cromática inmensa, y has de ser más que un pintor de ojo entrenado para entender mis actos. Y los de cualquiera.
Por eso, a veces, las explicaciones sobran. El silencio es lo único verdaderamente acromático, verdaderamente matemático sin números irreales, en este mundo. El silencio, una cuchilla que corta en dos las fracciones de tu vida.

El silencio, como barrera, como antídoto, para el dolor. Respetar el silencio de los demás, tener la valentía para no pronunciar palabra cuando el silencio es el arma de los afligidos.

La pacífica radicalidad del silencio esgrimida contra los angustiosos puntos medios. Y comenzar a respirar.

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jueves, agosto 24, 2006

En el vuelo de la vida también hay psicosis aérea

Supongo que no invento la sopa de ajo si afirmo que la psicosis aérea de atentados que nos han estado insuflando los últimos días no se la creen ni quienes la han creado. Vamos, no quisiera pecar de prepotente, haciéndoos pensar que toda la verdad está en mi posesión, pero me resultan muy sospechosas las tramas teroristas británicas, alemanas, estadounidenses y demás, sobre todo por su oportunidad, al coincidir en el tiempo con bajada de popularidad de líderes justamente cuando más la necesitan y justificación de guerras imperialistas y con intereses más económicos y geoestratégicos que de sacrosanta lucha contra el moro infiel y malvado (lo siento, eso de la cruzada contra el terrorismo islámico sí que no se lo cree ya nadie, aquí sí que no descubro la ley de la gravedad).

Otros artículos interesantes al respecto que me he mirado últimamente serían Sionazismo, de Carlo Frabetti (http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=16447) y Londres, terrorismo ficiticio guerra real (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=36539); sobre el tema de la psicosis aérea, Quien siembra vientos de sospecha cosecha tempestades de histeria, un artículo publicado en El País el día 22 de agosto y que he encontrado en la página web del PSUC-viu con un pequeño comentario (http://www.psuc.org/article1107.html). En esta misma página, también es muy interesante Terrorismo eres tú (http://www.psuc.org/article1100.html). Y es para estas cosas, y para el resto, para qué nos vamos a engañar, prefiero contrainformarme, pues los medios de comunicación convencionales (salvo honrosas excepciones, la mayoría de ellas localizadas en El País, a pesar de todos sus defectos), sobre todo los televisivos, cada vcez me parecen perpetradores de ficción más patéticos. No sé porque los canales de televisión se molestan en emitir películas y series.

Pero cambiemos de tercio: si la vida es un viaje, una travesía, un vuelo, también estoy psicótica aérea yo. Mi temor no es a los atentados terroristas precisamente; mi temor es más bien a que yo misma, en una especie de ataque de desdoblamiento de la personalidad, acabe atentando contra mí mismo, o mejor dicho, contra mi propia vida. ¿Que no os pensabáis que estuviera tan loca? Me explico: desde muy jovencita estoy convencida que somos nosostros mismos los principales artífices de los desastres de nuestra vida, de nuestro fracaso. Las razones son, sobre todo, el miedo (algo de ese tema se tocaba en el último de los artículos citados anteriormente), y también, quizá sobre todo, las normas inculcadas, esas que se inventaron para combatir ese mismo miedo primigenio y que ahora sólo nos impiden que seamos libres, que seamos nosotros... No hay nada más difícil que ser tú mismo, que hacer lo que buenamente crees que es lo más correcto y conveniente; vamos, o al menos así lo es para mí, y después de todo no creo ser tan rarita.
Hablemos de mi caso concreto, pues. ¿Recordáis que os hablé en una entrada anterior que comenzaba un nuevo trabajo por motivos más alimenticios y amistosos que por otros? A pesar de todo, confiaba con llevar a cabo mis aspiraciones: mi novela-Sagrada Familia (la llamo así no porque tenga nada de santa, más bien todo lo contrario, y menos de familiar, sino porque si sigo así se va a terminar antes el templo expiatorio de Gaudí, y eso que por lo que veo desde mi ventana, pues trabajo al lado, aún les quedan un par de siglos), y mis viajes (viajes de solidaridad, conocimiento y documentación novelística...) algún día. Ya veis que pido poco.

Pero no.

Ha sucedido algo que pone en peligro todos estos sueños, sino es que los invalida completamente. Algo que no estaba previsto, y contra lo cual incluso y a pesar de todo me prevení cuidadosamente. Algo que en absoluto es una desgracia, pero sí un cierto obstáculo. Y un shock. Desde luego, un shock.

No puedo clamar contra la fortuna, o la fatalidad: sería cobarde e inútil. Sí puedo hacerlo contra mí misma, por no haber sido, cuando aún tenía tiempo, lo suficientemente valiente para enfrentarme a todos a los que teóricamente tenía que contentar haciendo lo que se supone (lo que ellos suponen, quiero decir) que era lo correcto. Para enfrentarme a mis propios temores de no ser 'una buena niña...' Estoy muy enfadada. Conmigo. Con esas personas que me vendían que todo lo hacían por muy bien y que se ha demostrado que no tampoco engañan a nadie, excepto a ellas mismas (¡realemente se lo creen! El egoísmo necesita excusas para no reconocerse a sí mismo). Mi carácter ha empeorado. Veo que irremisiblemente rozo los límites de la frustación. De ese punto más allá del cual lasciate ogni speranza voi ch'entrate (no sé si lo he escrito correctamente, tengo el italiano renacentista algo oxidadillo).
Bueno, los viajes no se han acabado del todo, al menos de momento: en septiembre me iré casi un mes a Venezuela, a colaborar con una ONG; no es el lugar que yo hubiera elegido (a pesar del camarada Chávez) ni mi proyecto preferido, pero es lo máximo a lo que he podido aspirar teniendo en cuenta mi desgraciada afición por lo políticamente correcto en el plano familiar y laboral. De todas maneras, allá voy. Aquí os cuelgo una fotillo paradisíaca de ese precioso país que será quizá el último que visite antes de que me salgan canas... Ay, no, ni entonces, porque será cuando mis hijos me dejen a los nietos para que ellos sí puedan viajar y hacer su vida...

Espero que sean más listos que yo.

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miércoles, agosto 02, 2006

La madre de todas las guerras

Era 22 de julio y los milicianos volvieron a cruzar el Ebro en Miravet, ante las cámaras no en este caso de Robert Capa pero sí de fotógrafos igual de entusiasmados, aunque no tan profesionales. Desde el exilio y desde la desmemoria, los protagonistas de aquellos actos pudieron pensar que la guerra que habían perdido hacia tiempo, cuando cayó aquella República precipitada e inexperta, no exenta de defectos ni de disensiones y arrastrando a tantos en su caída, quizá hoy quizá se comenzaba a ganar.
Se pronunciaron discursos, se desgranaron recuerdos. Se lloraron a los muertos y se cantaron canciones. Brotaron las lágrimas de los ojos más secos. La paz, se decidió, sería nuestra revancha. Siempre hay que vencer a los enemigos con las armas opuestas a las suyas, siempre hay que demostrarles la diferencia que de ellos nos separa.

Hablamos de la próxima cacerolada en la plaza Sant Jaume contra el genocidio israelí del Líbano, hablamos de la Plataforma Aturem la Guerra; de la lucha contra las privatizaciones de derechos irrenunciables, contra la desinformación generalizada. Contra el desequilibrio creciente. Contra el Armageddon que se avecina. Dijimos que, quizá, fuera de todas las guerras habidas y por haber en las que peleamos y contra las que peleamos, había habido una más, la guerra suprema entre el Bien y el Mal, en cuya última batalla el Bien, irremediablemente, había perdido.

Y no existen superhéroes que puedan salvarnos.

Cada día que pasa, tras cada manifestación, tras cada campaña, ellos van adquiriendo más poder. Sus huestes crecen en armamento y poderío, y las nuestras menguan aunque su número creciera. El tiempo, amigos míos, corre a su favor. Éramos ratones y ahora somos hormigas, eran gigantes y ahora son universos infinitos.

Eso todos lo sabemos.

Ondean las banderas. Se desentierra la memoria y a los muertos, para volverlos a inhumar en paz. Suenan las canciones antaño prohibidas, a voz en grito. Se levantan los puños, se construyen barricadas, se alza la famélica legión...

Hemos ganado la guerra de la memoria, de la esperanza y de la solidaridad. Hemos ganado la guerra de nuestra realización personal, al menos como soldados de la paz.

Pero hemos perdido todas las demás.

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martes, julio 25, 2006

Liberación femenina y elogio de la cabronería

Estoy inmersa en la rutina de las chicas trabajadoras: jornada laboral de 24 horas y un enorme corte de mangas ante las narices de los sindicalistas que lucharon por las famosas ocho, y ante las ingenuas primeras feministas.

Porque, ¿cómo se puede liberar a la mujer si antes no se "deslibera" al hombre? ¿Cómo explicarle al coleguilla masculino de turno, novio amigo compañero marido padre hermano es igual, que si hay una mota de polvo encima de la cajonera, trabajando ambos la misma cantidad de horas, no tiene por qué ser necesariamente culpa de una? Chicas, si tenéis alguna fórmula mágica, explicadla, porque yo ya no sé cómo decirlo. Y lo peor es que están ya comenzando a convencerme: pronto me veréis con camisetas blancas y amarillas en el encuentro valenciano de las superfamilias con el Benedicto 16 de las narices y echando una solicitud para que me admitan en el PP, con mi traje chaqueta de Armani. Claro que la alternativa es que les enviemos a todos a la mierda y vivamos solas, haciendo todo el día lo que nos salga del mismísimo higo y, cuando necesitemos algún desahogo, a echar un polvillo rápido sabatino-nocturno o a alquilarnos una porno. Pero luego se ponen tan pesados llamando por teléfono a tu casa a las horas más intempestivas que por no oírlos vuelves, y otra vez la misma rutina. De todas manera, estoy pensando seriamente que para la próxima vez tal vez decida mejor tirar el ordenador por la ventana, acompañado de móviles, fijos y módems varios, y volver a la bendita era de la incomunicación. O irme a una isla desierta a comer cocos.

Bueno, todo este rollo no viene porque me han nombrado responsable de Mujer y Políticas de Igualdad de mi partido en mi pueblo, aunque supongo que algo influye; viene de mí misma, que estoy a punto de desbordar ya el agua de mi vaso hinchado de gotas. Y eso que mi situación no es de lejos tan mala como la de mis amigas separadas y con niños, cobrando la simbólica mierda que ahora llaman sueldo decente (femenino, claro), con un ex que no se implica ni en cuanto tiempo ni en cuanto a dinero (y que normalmente están ganando auténticos e inmerecidos pastones), dejando de ver a amigas, familia y posibles nuevas parejas (aunque esto último tal vez no sea tan malo), arriesgándose a que una llamada de la guardería a las 11 de la mañana acabe con la paciencia, que nunca fue muy numerosa, del jefe, y viviendo en un estado de estrés y depresión continua en la que no se pueden permitir el lujo de caer... Y encima, somos tan idiotas que cuando se nos dice que exijamos más pelas o hagamos valer nuestros derechos nos sentimos culpables... Os juro que tengo una amiga que va a limpiar gratis la casa de su ex, por si no fuera ya suficiente. Es una chica normal, muy maja en todos los sentidos, con un nivel y un coeficiente de inteligencia altos... perdonad la expresión, pero es como para cagarse.

¿Se nota que estoy un poco cabreada?¡Y yo que sólo pretendía disculparme ante los posibles o no lectores de este invento por los largos eones de tiempo imposibles de concebir que hacía que no había actualizado el blog! Bueno, en cualquier caso he llegado a una conclusión. Lo siento por los del encuentro valenciano y todos sus correligionarios y afines, sean de Dios, de Alá, de Mahomá o de Manitú el Grande: para llegar a algo en esta vida se ha de ser un verdadero cabrón, y esto las tías no lo dominamos, qué le vamos a hacer, debe de ser genético. A más cabronidad, más dinero, más reconocimiento social, más amigos. Sí, sí, más amigos: o no me digáis que no tenéis en vuestro grupo al típico bonachón/-a que hace favores a todo el mundo sin que nadie se lo agradezca, y al/a la que cuando un día se le hinchan las pelotas/ovarios y les envía a todos a freír espárragos, resulta que es malo/-a y que hay que pasar de él/ella; así como al/a la hijo/a puta que va siempre a la suya y a quien todo el mundo respeta y no quiere nunca contrariar. Y si aún no os lo créeis, mirad a vuestro alrededor y analizar la relación entre nivel económico-social-de popularidad-de polvos de calidad con el de cabronería de la gente que os rodea y los famosos: observaréis sorprendentes coincidencias.

Si alguien quiere formar el Partido de los Cabrones, me apunto y envío el comunismo a tomar por culo... Sí, ya sé que en el cielo está la recompensa, las valkirias y los valkirios, la paz y la felicidad eterna y todas esas zarandajas. Pero por si acaso.

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viernes, marzo 17, 2006

Malos tiempos para la lírica

Ayer, escuchando en mi cacharro (algunos lo llamarían coche, pero yo soy algo más realista) Radio 3, única emisora donde se oye algo más que sucedáneos de OT, recibí una agradable sorpresa: sonó la canción más representativa de uno de mis grupos preferidos de los ochenta, Golpes Bajos, sí, la que da título a esta entrada. Fue una alegría para mí enterarme de que el líder, Germán Coppini, tiene nueva banda y está preparando un trabajo: tengo prisa en saber con qué nos sorprende este peculiar artista. Aparte de estos minutos de deleite musical y automovilístico, el tema me ha hecho pensar. Evidentemente, son malos tiempos para la lírica. Aunque quizá siempre lo han sido. Y sí lo eran los ochenta, década llena de esperanza, más lo son ahora, cuando todos los buenos propósitos de aquellos años se han convertido en desánimo, rutina, apalancamiento y triunfo de la telebasura y de las hipotecas. Y lo serán más mañana, si continuamos (y continuaremos, si no hacemos algo por remediarlo) en esta loca carrera de autodestrucción, pensando que, parafraseando el dicho, podremos cocinar billetes de euro y aderezarlos con condimento de dólares cuando se haya contaminado el último río, envenenado la última bocanada de aire, agostado el último vegetal y muerto el último animal. Llamarme demagoga, contradecirme, decirme que aún no está todo perdido.

Convencerme de que me equivoco; me gustaría. También son malos tiempos para mi lírica particular. Todos tenemos un destino, como decía Borges, hasta los países. Según él, el destino de Escandinavia es ser el primer lugar en descubrir cosas básicas para la Humanidad pero sin que el resto del mundo se entere, y el de Alemania estar a punto de ganarlo todo y acabar por perderlo todo. Y el mío es que el universo parece estar en contra de que yo llegue a mi realización personal. Os explico. Cuando plegó (es una catalanada, lo reconozco) la revista en la que estaba trabajando, decidí que iba, por una vez en la vida, a hacer una apuesta por mí misma, a dejar de preocuparme por lo que mi familia podría pensar... ayudada, evidentemente, por el hecho de que tenía por delante casi dos años de prestación por desempleo. Y, en lugar de coger el primer trabajo que me saliera, cursé mi máster de cooperación y mi postgrado de conflictos internacionales, con el objetivo de no tener que volver nunca más a la edición de libros y prepararme para denunciar y trabajar por los temas que me preocupan, y también aproveché para escribir mi novela. Claro que hacía, mientras tanto, algunas colaboraciones, para no oxidarme...Y ahora que estoy a punto de acabarlo todo y marcharme a hacer las prácticas (me hace una ilusión tremenda)... me han llamado de una editorial de medicina... Más corrección de libros...Y, con la prestación a punto de acabar y para no arriesgarme... He tenido que aceptar (¿tenido?). Familia presionando para que deje mis locuras y siente la cabeza... El trabajo me lo ha buscado una amiga, y para no decepcionarla...

¡Si sólo se hubieran esperado un par de meses en llamarme!
El curro no está mal: los jefes parecen agradables, el horario interesante (8-17), el lugar de trabajo sólo está a una hora y poco de mi casa (viviendo en un pueblo perdido como el mío esto es menos de lo normal), y mi amiga, que estará trabajando conmigo, es una chica encantadora)...

Debería estar contenta, ¿verdad? Es un trabajo. Con ventajas añadidas. Con un sueldo normal (o sea no excesivamente simbólico), que ya es decir mucho en los tiempo en que estamos, tiempos sin lírica y con reformas laborales y fiscales derechizantes y servicios públicos que agonizan (¿para cuándo la Sociedad Española de Privatizaciones Industriales se cargará el sistema sanitario y escolar estatal, como está haciendo con RTVE?). Mucha gente, lo reconozco, querría estar en mi lugar y quizá me acuséis, con razón, de inconformista.

Pero ¿qué hago con mis aspiraciones?

Se han perdido, de momento. Como la música. Como la naturaleza. Como los servicios públicos. Como la lírica... La lucha, a veces, no es suficiente. Pero es lo único que tenemos. Y, por eso, no voy a renunciar. A pesar de esta pequeña deserción.

En honor a la lírica y a todo lo que ésta implica.

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miércoles, marzo 08, 2006

Hay un tiempo para vivir y un tiempo para ser mujer

Ya lo sé, ya lo sé: ha pasado mucho tiempo desde la última vez. Y de tiempo es justo de lo que tratará esta entrada.

De tiempo. Y del 8 de marzo; de esta particular fecha en el tiempo, importante para todas las mujeres que creen en la igualdad.Y es que el tiempo es el gran problema de la Humanidad, y también el gran tesoro. Me explico: ¿cuántas de las grandes desgracias que ahora nos aquejan, a nivel tanto personal como global, no se solucionarían sólo con tiempo? Muchas. Casi todas. Nada cambia y todo varía. Un poco de esfuerzo, valor, paciencia, un caudal infinito de tiempo y ¿qué más habría de lo que preocuparte? Si sabes que de aquí a un par de años olvidarás tu pena, y que tienes ante ti todos los años del mundo, ¿no es un consuelo, no es el consuelo? Te estás muriendo de hambre, pero tienes tiempo para encontrar comida. Te están persiguiendo para matarte, pero tienes tiempo para escapar. Tiempo. La inmortalidad. Poder elegir cuándo dejar de vivir, poder espoerar hasta que todo haya sido hecho. Saber que quedan muchos días para que tus aspiraciones se logren, antes de estar demasiado decrépito para disfrutar de ellas.

Sobre todo para nosotras.

El tiempo es nuestro enemigo número uno. Conciliar el trabajo porfesional con el doméstico, en sus múltiples facetas (hijos, maridos, padres...). Y hacer frente a sus regalos, los regalos del tiempo, las marcas de la experiencia... arrugas y canas, en buen castellano, que en las mujeres parece ser que destacan el doble y al mismo tiempo tienen la capacidad de invisibilizarnos. Seamos quienes seamos.

Concretamente, el tiempo es lo que me falta en estos momentos. El tiempo es lo que hace que haya tardado tanto en actualizar este blog. El tiempo y sus actores. Necesito tiempo para estudiar y prepararme para el futuro. Necesito tiempo para enviar currículums. Necesito tiempo para poner a funcionar mis contactos (¿contactos?). Necesito tiempo para acabar mi novela, mi gran apuesta vital. No es la primera que escribo, pero sí la más madura, quizá porque a las otras no les pude dedicar tiempo (otra vez el tiempo). Estaba demasiado ocupada haciendo lo que se supone que debía hacer.

Porque soy una mujer. Y algunas personas, por desgracia situadas en mi ámbito más próximo, por este hecho se empeñan en dificultar la consecución de mis proyectos.

Y, sin embargo...

Soy una mujer. Pero una mujer afortunada. Ni mi vida, ni la de mi familia, ni la soberanía sobre mi cuerpo y mi vida, está amenazada. Sólo mi novela, mi búsqueda de un trabajo mejor, mi salario...

Hay un tiempo para vivir y un tiempo para ser mujer.

(La imagen está tomada de www.armandoschettini.com.ar/fotos/tiempo.jpg).

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lunes, febrero 13, 2006

Un mundo de caricatura

La historia la conocéis todos: caricaturas insultantes (y religiosamente incorrectas) publicadas en septiembre, repercusiones violentas diferidas hasta hace pocas semanas, llamadas a la libertad de expresión, terreno abonado para el tremendismo sobre la Guerra Santa y el choque entre civilizaciones, para las comparaciones entre culturas.

Pero no nos engañemos. La civilización occidental necesita un enemigo: lo necesita para expoliarle sus recursos, para dar salido a sus empresas de fabricación armamentística, para justificar el mundo unipolar. Que el enemigo sea musulmán es aún mejor: nos ayuda a solidarizarnos con nuestro amigo israelí, nuestro centinela en Oriente, nuestro remanente colonial. Y a veces hay que atizar un poco el fuego.

"Se trata de una provocación consciente y planificada (...). Convocaron un concurso de caricaturas" a pesar de que sabían perfectamente "que la representación gráfica de Mahoma es tabú": así se expresa Günter Gras en la entrevista publicada en El País el pasado 9 de febrero . "Claramente hubo la intención de que las caricaturas fueran una provocación", le secunda Robert Fisk ("El último leño a la hoguera"), publicado en el periódico mexicano La Jornada dos días antes. Pero ¿cóno no pensar que el mundo civilizado se enfrente a una barbarie islámica de proporciones incalculables? La televisión nos obsequia cada día con imágenes donde se aprecian a árabes desatados dando gritos, propinando golpes y quemando todo tipo de cosas. Y como dice Susan Sonntag, la fotografía o la imagen congelan un instante o una secuencia de hechos, eliminando el contexto: no vemos, en esas imágenes, los años de colonización, incluso en algunos casos de bloqueo económico, que han sufrido esos pueblos que ahora se manifiestan, las invasiones, los abusos. Lo relata muy bien Maarten Vanheuverswyn en "Sembrando vientos, recogiendo tempestades", artículo publicado en El Militante el 10 de febrero. "En el mundo islámico existe una gran conciencia colectiva que no ha olvidado las docenas de invasiones extranjeras de los países imperialistas buscando mercados y esferas de influencia. El imperialismo británico saqueó Oriente Medio ya en 1920 y desde entonces su sucesor norteamericano ha continuado jugando al mismo juego de divide y vencerás. El mundo islámico no ha olvidado los cohetes estadounidenses destrozando las viviendas y escuelas palestinas durante años, como no ha olvidado las milicias libanesas promovidas por EEUU dejando su sello en el campo de refugiados de Shabra y Satila en 1982, asesinando y violando a más de 17.000 musulmanes. Nunca se reconciliarán con la ocupación israelí del territorio palestino, la expropiación de los palestinos, los constantes bombardeos y ejecuciones respaldadas por el estado. Estos son sólo unos cuantos ejemplos de las cicatrices que han dejado en las mentes de millones de musulmanes de todo el mundo.".

Y tampoco aceptamos que nuestro tiempo, nuestro modelo, no son los suyos. "Hemos tenido tiempo de pasar el Renacimiento, el Siglo de las Luces (...). El mundo islámico (...) se encuentra en una etapa diferente de desarrollo. Y eso hay que respetarlo", continua Grass. La religión , sobre todo aunque no exclusivamente las religiones monoteístas, continúa siendo el opio del pueblo citando a Marx y a Nietzche. Y siempre las religiones son mucho más dóciles para el poder que las ideologías. El wahabismo de Arabia Saudí (aliado de EEUU), país que suele atizar este tipo de protestas, y sus satélites, es cómodo tanto para los intereses de Occidente como para los intereses del Occidente del Oriente, esas élites postcoloniales de los países del Sur cuyo lujo asiático, su corrupción y su clientelismo necesita ayudas para mantener a sus súbditos en la inopia: léase hambre, leáse guerras, leáse religión, leáse patriotismo, leáse, en nuestro caso, consumismo. En los últimos años, el poder establecido ha conseguido matar las ideologías haciéndonoslas ver como inútiles, secuestrando nuestro deseos de justicia social y mejora individual mediante el suministro de pan (un pan con ingredientes químicos que mejoran su sabor y lo hacen adictivo, de modo que hemos de comer más del que necesitamos) y de circo (un circo basura). A nadie en la cumbre del sistema le interesa que entendamos que las únicas religiones que existen en este mundo son las de los vencedores y de los vencidos, las de los que viven y los que a veces ni sobreviven, las de los que no pueden circular por la vida sin arrollar todo a su paso y los que intentan existir sin interferir en las otras vidas, o a veces sólo con solidaridad. La injusticia social trae la radicalización de posturas: la desgracia, la pobreza, nos lleva a refugiarnos en Dios, en Alá o en las echadoras de cartas, en el fanatismo, en suma. Si ser musulmán está mal visto, entonces la rebeldía hará (ya lo hace desde hace tiempo) que lo guay entre la juventud sea llevar velo y someterse al macho: también, cuando hay carestía, la lucha por los derechos de la mujer se deja en segundo plano. ¿Cuándo se ha respetado tan poco al género femenino como en la actualidad? Ciudad Juárez, asesinatos domésticos en el primer mundo, nuevos conflictos bélicos donde la violación no es un simple (y muy condenable) esparcimiento de la tropa sino una arma de guerra más... Y sólo son ejemplos. Occidente se está fabricando su propio Armageddon.

Pero no os precupéis: no será total. Como en todas las catástrofes, sólo morirán los pobres.

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